dijous, 28 de gener del 2016

El viaje de Cornelia Citarias

Cuando Cornelia se casó con Cayo fueron a visitar a los padres de este.
Sus madre, una mujer alta, un poco gruesa y con unos modales muy refinados.
El padre era un hombre rudo muy amable.
Cuando Cayo les contó que iba a casarse con Cornelia les horrorizo la idea pero tuvieron que respetarla.
La casa de estos era hermosa, gigantesca, tenían mas de diez habitaciones y muchísimos trabajadores, jardineros, cocineros...etc.


Al llegar a la casa vieron salir del interior a los dos padres con cara de preocupación, era la primera vez que veían a la nueva esposa de su hijo.
Cornelia muy preocupada por lo que pensarían de ella esperó a que su marido les presentara.

A la hora de la cena, Cornelia bajó con un vestido que le había regalado Cayo.
La cena transcurrió bien, hablaron de los planes que tenían para su nueva vida y como iba a cambiar la de Cornelia después de años siendo su esclava.

A la hora de irse a la cama, les llevaron a una habitación con muchisimos ventanales y con la cama en el centro. Cornelia se sorprendió,la habitacion era casi tan grande como su chabola cuando era niña.

A la mañana siguiente Cornelia fue a visitar los jardines en compañía de la madre de su marido y Cayo fue a los establos con su padre. Pasaron una mañana muy agradable.


dijous, 7 de gener del 2016

Saturnales

Saturnales

Los grandes dioses del Panteón Romano gozaron de fechas especialmente dedicadas a su culto.
Entre los días 17 y 23 del mes de diciembre se festejaban las Saturnales. Las celebraciones se iniciaban con un sacrificio en honor al dios en el templo de Saturno, al pie de la colina del Capitolio, y proseguían con un banquete público que daba paso a la más absoluta permisividad y libertinaje.

Las Saturnales emulaban esa edad dorada y, durante su transcurso, se suspendían temporalmente las actividades comerciales, se cerraban las escuelas, el Senado o los tribunales de justicia, se permitían todo tipo de juegos de azar y apuestas y era habitual regalarse saquitos de nueces, velas o pequeños muñecos de arcilla.

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Era habitual que durante la Saturnalia los señores de la casa sirvieran la mesa a sus súbditos que tenían, además, la licencia de emborracharse e, incluso, de injuriar a sus amos como si de siervos se tratase. Asimismo, todos los esclavos recibían de sus propietarios una generosa paga extra en forma de moneda o vino.

Lo que antes estaba prohibido se permitía entonces.

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